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| ¿GATO POR LIEBRE? |
—Entonces, como he mencionado, el mejor curso de acción respecto a estos dos casos sería casi el mismo, claro que siempre tomando en cuenta la peculiaridad de cada cliente. Además de eso, como ambos son infracción al código 480/09, el tecnicismo legal aplicable puede tomar en consideración tanto el artículo tercero como el quinto a la hora de presentar la defensa.
—Interesante. Bien, cada grupo encargado debe presentar su informe de avances
para mañana, antes del mediodía. Ambos juicios son en 3
días ¿Cierto? —el director general, quien lideraba la mesa en ese
momento, volteó la mirada hasta Hideki, quien había sido
el encargado de la exposición en la reunión.
Como el nuevo, debía pagar "derecho de piso", por ello y con intenciones
de ponerlo en ridículo, sus compañeros de oficina le pidieron ser
él quien diera los resultados de los análisis previos y posibles
cursos de acción respecto a los dos expedientes que tenían entre
manos en ese momento y, para bien o para mal, quedaron boquiabiertos con el
intachable desempeño del novato. Se les escapó el tiro por la culata.
A la pregunta que hizo el director general, Hideki solo asintió.
—Y ambos consecuentes, señor. El primero a tomar lugar es el #005789, a
las 09:30 am y el segundo entra apenas se obtenga un veredicto. La cita del
#009624 es a la 13:15hs, sala 3 del Juzgado de Paz en la sede del Palacio de
Justicia.
La respuesta que obtuvo del mandamás fue una corta risa, sin maldad
marcada, sino con bastante gracia.
—Una semana...
Comentó con suma gracia, refiriéndose al corto tiempo que llevaba
con ellos ese joven de prometedoras habilidades. Contrario a los otros
oficinistas del piso, la cabeza del lugar estaba más que complacido con
su nuevo talento.
Se puso de pie tras echar al aire un soplido y solo regaló dos que tres
palmadas.
—Bien, bien. Cerremos esto, no olviden sus informes. Hm... Esto fue lo
último del día, así que siéntanse libres de
regresar a casa. Nos vemos mañana.
Ya sin demasiado protocolo de por medio, la última actividad del día
había acabado (por fin) y con ella, Hideki podía volver a
respirar en paz... o eso pensó hasta que su celular sonó en el
trayecto hasta su oficina, algo que deshizo su pequeño instante de calma
y le robó un profundo suspiro casi de resignación.
—Como si el día no hubiera sido ya lo suficientemente pesado
—recriminó en queja al viento con todo el desgano y lamentación
que pesaban en él, aunque agradeció el hecho de haber sido capaz
de escabullirse de las instalaciones sin mayores contratiempos incluso
antes de que dieran las diecinueve horas, que ya era decir.
"La próxima semana inician los —Seguimos con la programac — N'otras
noticias, el ministerio de salud ha reprogramado los exámenes de
género par—"
—Tsk~ Examen de género aquí y examen de género
allá. —de un toque bastante insensible apagó el radio de su coche
y solo siguió conduciendo en medio de las avenidas poco transitadas de
casi una de la mañana.
—Hm~ no puedes vivir haciendo rabietas por ello ¿No crees?
—No es una rabieta. Fue un... comentario... casual muy... asertivo —él
mismo no aguantó la gracia por su absurda excusa y terminó riendo
brevemente. —¿Vas a estar bien a solas? Por la mañana
todavía tengo que ir al trabajo.
—Hm~ me divertiré con la muchacha de servicio.
—Lamento decirte que morirás de aburrimiento. Yo mantengo el aseo en mi
casa...sabes que odio que toquen mis cosas.
La risa de su acompañante no se hizo esperar ante esa pronta y resoluta
respuesta, tan bien que conocía a Hideki, casi pudo repetir esa
oración, haciendo coro a la voz del muchacho.
—¡Hey, eso no es gracioso! —se quejó en un tono inesperadamente
infantil, estacionando por fin una vez entrado al subterráneo del
edificio donde residía. Bajó del coche sin perder tiempo y fue al lado
del acompañante, ofreciendo su caballerosa ayuda.
—Eres igual a tu padre, incluso cuando te quejas —dijo en respuesta con
suma gracia, saliendo del coche con ayuda del contrario.
—Aham~ ¿De quién será la culpa? —reclamó rodando los ojos, simplemente
dejando a su acompañante caminar por su cuenta, adelantándose él hacia
el ascensor para llamar al cubículo.
—Acabo de percatarme de la hora, Hide. Lamento haberte retenido tanto
tiempo en casa y hacerte traerme a la tuya. Te haré el desayuno en
compensación ¿Mh?
—No es necesario, solo descansa. Yo todavía tengo cosas que hacer, así que iré luego al cuarto.
—Hm~ Trabajólico. Acabarás en el hospital.
—Son simples detalles.
—…bueno, supongo que entonces tendré toda la cama a mi disposición, eh?
— ¿Quién dijo que podrías usar mi cama? Dejarás tu olor en mis sábanas, no me gusta.
—¿Ah? ¿Y dónde dormiré?
—En el futón.
La risa del acompañante no se hizo esperar.
—Eish, vas a despertar a los vecinos. —reclamó Hideki en tono bajo,
pasando a su departamento y descalzándose ya sin ganas de nada, yendo a
su cocina por un par de cafés.
Quien acompañaba a Hideki conocía sus mañas, sus costumbres y hasta sus
malos hábitos, así también sabía cómo lidiar con él en sus distintos
estados de ánimo; sin embargo, todavía con esa ventaja a su favor, le
era complicado derribar el denso y alto muro que este se construyó
alrededor casi desde su adolescencia.
El departamento estaba tan ordenado que cualquiera diría, nadie vive
allí, aunque aún así, no perdía una estética calidez que todavía te
hacía sentir <en casa>.
—Hide... Tus fechas pesadas de este mes ¿Cómo van?
El anfitrión afiló la mirada, llevándose la taza a los labios para dar
un sorbo, devolviendo la vista a la pantalla del portátil sobre su
regazo.
—Finales de mes siempre son pesados, nada que no pueda manejar con
propiedad. El cansancio se te nota en el rostro, ¿No deberías ir a
descansar?...
—¿Me estás echando?
—Sí. No me dejas centrar mi atención en lo que estoy haciendo.
—Bien, tomare la cama.
—¿QUÉ? ¡NO! ¡Madre, espera!
Hideki no pudo con aquello y cual niño a mitad de un berrinche, dejó de
lado el computador, en el mismo sofá donde estaba sentado segundos
antes, y fue echando humos tras aquella persona que amenazaba con
robarle su lugar de descanso.
Continuará...


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